Los implantes dentales son usados en la odontología desde hace más de 20 años en forma exitosa. Con el correr del tiempo, su forma y técnica de colocación fueron cambiando, mejorando las prestaciones y aumentando el porcentaje de éxitos de estos.
Para dar una explicación rápida y sencilla, un implante
dental es una "raíz dental artificial" y sobre él y dependiendo de
cada caso en particular, se van a realizar diferentes rehabilitaciones o
resoluciones protésicas que vamos a explicar más adelante.
Los implantes dentales desde hace mucho años son de titanio
(hoy día se está empezando a fabricar de otros compuestos como circonio) y la
superficie que contacta con el hueso o la encía puede ser tratadas
superficialmente para mejorar tanto la unión de la encía como la del hueso
(este tratamiento de superficie del implante lo realiza la empresa que lo
fabrica).
Debido a estas mejoras de superficie, juntamente con las mejoras en la forma del implante dental, se aceleró el tiempos de oseointegración (unión) del implante y el tejido óseo (hueso). De 6 meses de espera para esta oseointegración, paso a ser 2 meses aproximadamente o ninguno. Esta mejora se ve reflejada en los tiempos de espera más cortos para poder trabajar sobre él y poder empezar a funcionar en la boca del paciente.
No existe mayor satisfacción para una persona mayor que ha usado Prótesis Totales que una Prótesis ahora sostenida sobre implantes.
El grado de satisfacción es tan alto que no dudan en recomendarla. Si me preguntan qué implante es el mejor, pues entraría en controversia de nunca acabar con diferentes colegas.
Lo más importante es que este sea funcional y estético. Que pueda aguantar fuerzas que produce la mordida y que se integre al hueso que lo recibe de una manera sostenible en el tiempo. Esta es una definición hecha en palabras no clínicas para el termino Oseointegración.
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